MINISTRO DE ECONOMIA ARGENTINO ACAPARO LA ATENCION DE LOS EJECUTIVOS EN EL CONSEJO DE LAS AMERICAS

Es entendible que hombres de negocios de ese porte se agolpen frente a Kicillof con semejante urgencia: estaban frente al único funcionario con influencia cierta sobre la Presidenta en un gobierno poco propenso a escuchar consejos de privados. "Acá me anoté varias cosas que no comparto y le oí decir: se las voy a plantear cuando pueda", contó Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat Auto, papelito en mano, que juzgó la presentación del ministro como "técnica" y "respetable".

Había sido extensa y encendida, como le gusta al jefe del Palacio de Hacienda. "Fue un discurso de campaña", definió Eduardo Eurnekian, líder de Corporación América. ¿Le gustó?, se le preguntó. Eurnekian no parecía esta vez dispuesto a disentir, y su respuesta fue una repregunta a este diario: "¿A usted le gustó". Se le explicó que la opinión de un cronista en un contexto como ése era irrelevante y se insistió en algo que acababa de plantear Kicillof: la inversión, que tocó en 2011 un pico de 23% del PBI, viene cayendo como consecuencia, dijo el ministro, "de las usinas del mal humor", es decir, expectativas que, según su visión, fogonean analistas y medios de comunicación.

"Eso es política -contestó Eurnekian-. ¿Podría usted recordarme las tapas de LA NACION de los últimos cinco meses." Como la respuesta fue negativa, el empresario completó, sonriente: "Bueno, eran negativas, seguramente. Pueden ser tendenciosas".

Había sido el punto más álgido de una presentación en la que Kicillof se dedicó, más que a hablar de medidas futuras, al porqué de lo que se estaba viviendo, explicación que se centró en la crisis internacional.

Rattazzi optó por refutar el planteo de las usinas del malhumor recordando una broma. Contó que el año pasado, cuando dejaba la presidencia de la Asociación de Fábricas y de Automotores, le dijo en el discurso de despedida a Enrique Alemañy, líder de Ford y quien lo sucedería en el cargo, que pasaba la posta con récords de producción y exportación y que ojalá que él pudiera mantener esos logros. "Yo sabía que, por la situación general, el sector había llegado a un techo y que este año sería todo más difícil: por el lugar en donde estamos, nosotros prevemos los problemas meses antes."

Fue un modo más atenuado de plantear lo que Carlos de la Vega, de la Cámara de Comercio, había dicho más directamente sobre la crisis económica, cuando expuso que el desempleo había "mostrado una suba" y que el comercio exterior se estaba retrayendo. "Sin embargo -insistió-, no todo puede ser atribuido al exterior: es hora de hacernos cargo de nuestra responsabilidad". (APFMercosur)


Fuente:  BUENOS AIRES, 29 AGO (APFMercosur)