MADURO INVITA AL VATICANO A INTERVENIR EN EL DIALOGO

El canciller venezolano, Elías Jaua, invitó a Parolin, a través de una carta, para que "participe en los procesos de diálogo entre representantes del gobierno y la oposición" como "testigo de buena fe".

Dadas las circunstancias, con un escenario político plagado de obstáculos y con los radicales de ambos lados rechazando cualquier acercamiento, la participación del número dos de la Santa Sede se ha convertido en trascendental.

Durante su estancia en Caracas como nuncio apostólico, Parolin recompuso las relaciones entre la Iglesia Católica y el fallecido Hugo Chávez. Tampoco nadie olvida en América latina la mediación ordenada en 1978 por el papa Juan Pablo II entre Chile y la Argentina, que evitó un conflicto bélico. Hace casi tres semanas, el vocero papal, Federico Lombardi, dijo que, de ser invitada a mediar, la Santa Sede evaluaría seriamente el pedido. De aceptar el Vaticano, el gobierno estaría cumpliendo los requisitos impuestos por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) para sentarse a una mesa: mediación papal, retransmisión televisiva del encuentro, igualdad de condiciones y una agenda abierta.

Los temas que la MUD llevará a la mesa del diálogo son cuatro: una amnistía para presos políticos y detenidos durante las protestas, la "renovación equilibrada de los poderes públicos", una Comisión Nacional de la Verdad Independiente y el desarme de los grupos paramilitares del chavismo, los famosos colectivos.

"Apostamos al diálogo por responsabilidad venezolana y para defender la Constitución, único espacio contra la violencia y el abuso", anunció Ramón Guillermo Aveledo, secretario ejecutivo de la MUD.

"Hubo acuerdo para iniciar un ciclo de reuniones", informó el presidente Nicolás Maduro , tras el encuentro previo entre tres dirigentes de la MUD y tres oficialistas, "presidido" por él mismo. Cuidando su lenguaje como nunca (tras el tirón de orejas de la Unasur a su violencia verbal), Maduro utilizó por primera vez el término Mesa de la Unidad Democrática. Hasta ahora, dirigentes y medios públicos utilizaban distintas acepciones: "Autodenominada MUD" (para evitar la palabra democrática), "mesa de la ultraderecha", "fascistas" o "golpistas".

Eso sí, el presidente puso límites a sus palabras para evitar el escepticismo de los radicales entre sus filas: "No hay una negociación ni pacto con nadie. Aquí lo que hay es un debate, un diálogo, que es diferente. Sería un traidor si me pongo a negociar la revolución".

Cuando Maduro calmaba a sus "duros", en la oposición ya se había abierto la caja de los truenos. Los radicales se posicionaron claramente en contra de los diálogos. Empezando por su líder encarcelado, Leopoldo López, que se expresó en Twitter: "Creo profundamente en el diálogo, pero de pie, no de rodillas. Tenemos 15 años sabiendo cómo dialoga la dictadura". Y siguiendo por la diputada María Corina Machado, que insistió en que "no se puede iniciar un proceso de diálogo mientras siga la represión; tienen que liberar a los presos políticos".

Además de los dos líderes, en contra del diálogo se han pronunciado Voluntad Popular (VP), los asambleístas de la Movida Parlamentaria que respaldan a Machado, el alcalde mayor de Caracas, Antonio Ledezma, y la Junta Patriótica Estudiantil, el sector más radical del movimiento.

A favor del diálogo: los jefes de la MUD, los gobernadores Henrique Capriles y Henri Falcón, y grandes partidos como Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, AD, Copei o los progresistas. "Mañana [por hoy] es una oportunidad para poner la verdad frente a la mentira y hablarle a todo el país. ¡Miraflores va a temblar con todas las verdades que vamos a decir", aseguró Capriles.

Juan Requesens, el dirigente estudiantil más conocido, no se decantó por ninguno de los bandos opositores. "No caigamos en la desunión y en la descalificación. El país nos necesita unidos", dijo. (APFMercosur)


Fuente:  CARACAS, 10 ABR (APFDigital)